En nuestro al Pirineo para hacer varias rutas por Benasque paramos en Riglos (a unos 45Km, al noroeste de Huesca capital). En nuestro caso, para llegar a Riglos fuimos por la A-125 Huesca-Pamplona, y una vez pasado Ayerbe cogimos el desvío para ir a Riglos, paraíso y escuela de escaladores.
Nos alojamos en «La fonda el Puro». Al tratarse de una ruta no muy larga, la realice por la tarde. Previa indicación del montañero dueño del hostal, salí por la parte derecha del pueblo.
La ruta es fácil de seguir, ya que hay indicaciones (rayas azules), para realizar la ruta circular a los Mallos. En fuertes lazadas subíremos pasando entre el Mallo Colorado y la Aguja Roja.
Llegaremos a un mirador en el que se ve el río Gállego enmarcado en medio de los dos mallos. Después de disfrutar de la vista seguiremos la ruta hasta el Collado de Camporoseta.
Desde el Collado de Camporoseta iniciaremos la bajada con precaución, ya que la pendiente es muy pronunciada y llegaremos al Mallo Fire, desde donde girando a la izquierda regresaremos al pueblo. Durante el trayecto es muy habitual ver escaladores subiendo a los mallos, viéndolos trepar por las paredes verticales, aquellos que no hemos escalado nunca nos quedamos pasmados y maravillados al mismo tiempo ante tal valentía y habilidad.
Al día siguiente, como quería subir al castillo y al mirador de Marcuello, me indicaron una vía ferrata que decían que era fácil. Para ello cogí una pista forestal a la izquierda del pueblo que me llevó hasta un mallo en el que por medio de una hendidura hay cuerdas y una escalera de hierro fijos. Suerte que me cogió una tormenta y desistí.
Al día siguiente y ya en dirección a Benasque subí por el pueblo de Samarcuello por pista a las ruinas del castillo y al Mirador de los Buitres, donde se ve una vista impresionante de todos los mallos.
Cerca está el castillo de Loarre, que si tenemos un poco de tiempo bien vale la pena visitarlo.
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