Atención: este pequeño artículo es una reflexión sobre experiencias personales. Descargo cualquier responsabilidad sobre tus acciones: no te estoy animando a que salgas a perderte a lugares peligrosos ni a poner tu vida en riesgo. De hecho siempre deberías avisar a tus familiares o conocidos a que zona del monte vas a dirigirte y que track o ruta tienes pensado seguir y nunca debes salir solo a zonas desconocidas a menos que tengas suficiente experiencia en la montaña y tomes las medidas de seguridad adecuadas.
Por supuesto NO te pierdas en días de climatología adversa y lleva siempre alimento y agua de sobra. No asumo ninguna responsabilidad por ninguna persona que se tome al pie de la letra lo de “perderse” y se pierda de verdad, se lesione o tenga cualquier accidente.
El ciclismo de montaña es un deporte de cierto riesgo que siempre hay que practicar con sentido común y con las precauciones necesarias (3enruta dixit).
En mi grupo de amigos btteros tengo el dudoso honor de ser conocido por cierta fama de “extraviarme” por el monte (si, y de seguir los tracks en sentido inverso también, pero eso ya está superado ???).
Algunos de mis colegas tiemblan cuando los convenzo alguna de vez para salir a realizar alguna ruta nueva que no hemos hecho nunca antes y pronuncio las palabras “confía en mi”.
En algunas ocasiones es cierto que nos hemos visto en alguna “emboscada”, pero normalmente cuando “arrastro” a alguien a estas rutas desconocidas son desconocidas simplemente porque no las hemos recorrido anteriormente y no sabemos cómo van a estar los caminos.
Casi siempre, lo más grave que ocurre, es encontrar algún tramo de sendero más cerrado de lo esperado por la vegetación o algún sector de la ruta en el que toca portear la bici un poco más de lo que pensábamos.
Generalmente son eso, rutas que no hemos hecho antes pero basadas en tracks facilitados por amigos, Wikiloc u otras fuentes de Internet, tracks que alguien ha hecho antes (y por lo tanto, si están publicadas es que el autor sobrevivió para contarlo).
Algunos de estos colegas suelen gritar y despotricar cuando la cosa se complica o hay alguna duda en el camino a seguir: “¡ya nos hemos perdido!, ¡Esto no es mountainbike, vamos mas rato con la bici al cuello que pedaleando!” ??? … sin embargo… eso no es perderse, cuando realmente te pierdes es cuando vas solo y has preparado tus rutas para ir a lugares nuevos basándote fundamentalmente en mapas topográficos y orto-fotos (no has encontrado a ningun loco que haya ido por ahí antes en bici) y la cosa se tuerce.
Una de mis zonas favoritas para perderme es la provincia de Teruel, donde suelo pasar uno o dos fines de semana al mes. Cuando estoy allí salgo solo a la fuerza, (no tengo compis de ruta) e intento hacerlo siempre que puedo por lugares nuevos (en general Teruel es una provincia muy desconocida y te sorprendería los lugares increíbles que puedes encontrar por ejemplo en la Sierra de Albarracín o en el Maestrazgo).
Teruel en general es una provincia con una despoblación brutal, en la que puedes pasar toda una jornada en la montaña sin ver a ningún humano, en algunos lugares es mucho más fácil toparte con un grupo de ciervos o un jabalí que con personas, y eso le da a la salida en bici un “extra de aventura”.
Ahora bien, el secreto para perderse y divertirse haciéndolo es “perderse con seguridad”, es decir, rara vez estoy realmente perdido en el sentido de que no sé dónde estoy, no sé cómo he llegado aquí o no sé cómo volver al punto de inicio, tampoco se trata de ser unos locos imprudentes.
Lo que ocurre generalmente es que ese sendero visible en el mapa topográfico sobre el que has dibujado cuidadosamente el track NO EXISTE (seguramente existió hace años pero ya no queda rastro de él) o ese aparente caminito que se ve al hacer zoom en la orto-foto «claramente» una vez allí resulta que ES UN PERFIL ROCOSO que asoma entre los árboles y se encuentra a 15 metros sobre el nivel del suelo y poco o nada tiene de sendero.
La manera en la que sucede el terrible extravío se produce casi siempre de forma parecida:
Desde las proximidades de la pista de tierra que seguía he “visto” al diseñar el track como nace un sendero, de hecho llego a ese punto y “lo veo” o “lo quiero ver”, aunque eso sí, no parece tan marcado como esperaba. Así que comienzo a pedalear por él, para pasar a caminar un poco y pedalear otro poco, de aquí paso a caminar un poco y a llevar un poco la bici al hombro, el siguiente paso acaba siendo lanzar de vez en cuando la bici sobre las aliagas y las coscojas y andar un poco más para finalmente aceptar que NO, que definitivamente NO hay camino ante mí, cag**rme en el mapa topográfico de marras y aceptar que la estoy liando parda.
Pero realmente no estoy perdido ¡eh!, se perfectamente como regresar al lugar de inicio de este “desafortunado tramo”, estoy grabando el track, basta con deshacer mis pasos, e incluso sé en qué parte de la sierra me encuentro, ahora bien, la manera en que he llegado hasta el punto en que me encuentro es tan increíblemente miserable que no puedo darme la vuelta y volver por donde he venido, supera mi moral.
Así que, de perdidos al rio, y como uno es cabezón, sigo adelante, antes o después mejorará el camino y además en el gps veo claramente allí (algunos km más adelante) una pista ancha. (Ahora es cuando ya la he liado de verdad, lo que queda por delante acaba siempre costando 10 veces más de recorrer que el haber vuelto al punto de partida ?.
Nunca falla: siempre es peor andar en bici campo a través, arrastrándola a través de la maleza y arrojándola sobre árboles caídos que volver al punto de origen pero…
… pero a veces creo que necesito eso, o al menos, el hacerlo (sin esperarlo) me encanta. Tienes la sensación de verdadera aventura, la sensación de «¡Mierda, no sé dónde demonios voy!», «Ufff, de aquí no salgo, menudo barranco!» y por supuesto «Waaaaaaaaw, menudo lugar, es precioso!».
Mientras intento decidir cuál será mi próximo movimiento para salir del lío en el que me he metido, todo dentro de mí cobra vida, se dispara la adrenalina, la cabeza empieza a trabajar a toda máquina, buscando en el mapa topográfico, mirando en google earth (si es que donde estás llega Internet), observando las montañas, buscando el mejor camino campo a través, siguiendo algún sendero de jabalís o ciervos que en ocasiones terminan en abismos abruptos o simplemente desaparecen de nuevo en el bosque.
“Incluso” a veces, a pesar de las dificultades y la sensación de estar perdido, termino consiguiendo enlazar con la ruta prevista y… ¡qué alegría! (otras toca optar por salir como se pueda a cualquier pista o sendero en mejor estado y desde allí ver cómo conseguir llegar a destino).
Pero lo verdaderamente importante es que… ¡TE SIENTES VIVO!
Gracias a estas “aventuras” pedaleas por prados preciosos, trepas por rocas con la bici al hombro, haces “surf” sobre la bici por pendientes imposibles, descubres algunos lugares increíbles que no sabías ni que existían y al final, a pesar de que en alguna ocasión la ruta no sale como esperas, disfrutas cada minuto (alguno lo pasas mal jajaja) y acaban siendo esas que recuerdas para siempre (para bien o para mal) y una vez en casa, ya tranquilo, duchado y relajado, mientras tomas tu cervecita a modo de recompensa…. asoma una sonrisa mientras piensas “TENGO QUE VOLVER A HACERLO”.
Sal, improvisa tus rutas, descubre nuevos lugares, piérdete, será algo que seguro que no olvidas.
Hola Gabi.
Pero en que mapa salía el tramo equipado de los amaederos, jaja. Yo soy de los que me gusta ir a la aventura, por terrenos en los que habitualmente no te encuentras ni un alma, fuera de los senderos tradicionales, y más de una vez me pasa lo que comentas, que me las veo negras para salir, pero oye, al final siempre con final feliz, simplemente hace falta una pizca de paciencia, orientación y algún que otro juramento.
Un saludo.
Jajaja. Que tal Eduarto, la verad es que las «aventurillas» le dan un toque especial a las rutas y además como dices tu, con paciencia, orientación y algún que otro juramento además de disfrutar se llega a conocer sitios muy chulos.
Un abrazo!!