NOTA: Esta ruta es una ruta que podemos clasificar como «Bici-senderismo». En ella vas a tener que cargar en varias ocasiones y durante buenos tramos la bici al hombro. Es de dureza física alta y se necesitan casi una jornada completa para realizarla (contando tiempos de paradas a comer y fotos). NO es apta para E-bikes por las distancias en las que hay que portear la bici obligatoriamente.
Bueno, bueno, bueno, hoy es lunes y todavía sigo de “resacón post-ruta”, estoy sentado frente al ordenador y al parpadear, durante esos 300 milisegundos que puede durar el bajar/subir de los párpados veo imágenes de canchales, zetas, agujas de piedra, sendas increíbles y riders locos… miro de reojillo y veo a mis compañeros de trabajo mirándome con cara rara mientras parecen pensar “y este, por qué tiene esta sonrisa de oreja a oreja un lunes de mierda, frío y lluvioso lleno de atascos”… ellos no lo van a entender, pero vosotros, si estáis en este blog, seguro que sí: el sábado nos marcamos un rutón épico por la Serrella, una de las montañas más bonitas y duras de la Comunidad Valenciana, una ruta de esas que se convierten en inolvidables.
Si os cuento todas las sensaciones y por menores de la ruta voy a tener que hablar con mi proveedor de hosting para que me amplie el espacio en disco del servidor así que voy a intentar abreviar, aunque os aviso, así y todo va a ser un ladrillaco igual de épico que la ruta.
Todo empezó una semana atrás, cuando en uno de mis grupos de WhatsApp leí: “próximo sábado Serrellazo V4”. Bueno, realmente esto no comenzó una semana atrás, comenzó hace muchos años atrás cuando a Jordi C. le pasó por la cabeza diseñar la primera versión de la ruta en btt por la Serrella.
Desde entonces se fueron sucediendo las versiones V2, V3 y por fin, tras la recuperación del sendero de la Solana la tan esperada V4 , que podemos denominar “La gran obra maestra del Pajarraco”. Fuera risas, Jordi es un apasionado de esto del mtb y el diseño de rutas de auténtica montaña, y durante meses y meses había estado esperando, deseando, anhelando… que por fín se procediera a la recuperación de ese sendero para poder trazar la ruta definitiva por la Serrella, una ruta de difícilmente puede mejorarse ni en atractivo, ni en longitud, ni en dureza. Gracias Jordi por currarte estos rutones. (te estoy haciendo mucho la pelota, no se nota mucho que pronto toca revisión de horquilla y amortiguador ¿verdad?).
Y así por fin llegó el viernes, solo quedaba un día, todo estaba preparado, seríamos 3 valientes y un destino (Jordi, su fiel escudero Oscar y servidor) …. ninoooo, ninoooooo, ninoooooooo!! al final íbamos a ser más se apuntaba Siba “El jubilat” (si, un tio recien jubilado, de 60 tacos, que es capaz de salir el lunes a rodar con la bici de carretera, el martes con la de montaña, el miércoles irse a hacer una vía ferrata, el jueves correr 40Km y el sábado venir a hacer esta animalada que teníamos en mente – el viernes descansa para que no le insultemos) y Juan, un tío que recordaba como muy agradable y aventurero con el que solo había coincidido una vez en una ruta local. Ante la duda de si Juan aguantaría semejante ruta realicé una labor de espionaje al más puro estilo Villarejo, preguntando a Dani, un amigo en común, si creía que Juan aguantaría, a lo que me respondió “si, físicamente ningún problema, no es de bajar a morir pero aguantará”.
Así que todo preparado, mañana a las 6:30 nos veríamos en Alcoy en “Ca Oscar”.
Una vez allí nos repartimos en los coches: Oscar y Jordi en uno y Siba, Juan y yo en la Furgo-Siba y ponemos rumbo a Beniardá… ¿o era Benimantell?, Beniardà, Banimantell, Beniardà, Benimantell … ¿“Tu que dius Oscar”?
Tras algo menos de 40Km de curvas (Juan todavía sigue mareado a día de hoy) llegamos al punto de inicio de la ruta en, definitivamente, Beniardà.
Allí vemos cómo Oscar sale del coche de Jordi también algo mareado y con la tez de color amarillento pero en su caso parecen no ser las curvas las causantes sino más bien algún pequeño (o quizá no tan pequeño) escape de gas poco noble.
Descargamos el material y …. GO, GO GO! empieza la aventura.
Comenzamos dejándonos caer por las bonitas callejuelas de Beniarda, en busca de la pequeña carreterita asfaltada marcada como PR-45 que ya en continuado ascenso nos llevará a las inmediaciones del pueblo de El Abdet, aproximádamente en el Km 6 de ruta.
Este primer tramo nos va a venir bien para calentar e ir haciendo piernas e ir preparándonos para lo que nos viene por delante.
(No paran de sonar truenos, miro al cielo pero está despejado.)
Desde el Abdet seguiremos ascendiendo por asfalto durante algo menos de 1,5Km, donde tomaremos una pista de tierra ancha a nuestra izquierda por la que pedalearemos durante unos escasos 500 metros antes de abandonarla por de nuevo por la izquierda y coger un pequeño sendero que nos llevará entre pinadas y matorral bajo por el Barranco del Mensillo en dirección NO. Aproximádamente unos 800m más tarde dejamos el barranco por un sendero en dirección Norte que pronto desemboca en una pista de tierra.
Una vez en la pista seguiremos ascendiendo sin descanso pasando por el Mas del Teular, en el Km 12 de ruta y desde allí por la CV-70, en algo menos de 1Km llegamos al alto del puerto de Confrides, donde hacemos una pequeña parada para recoger agua, protecciones y bocatas que habíamos escondido cual Zulo secreto entre los matujos para evitar acarrearlos durante estos primeros 14Km de ruta (en estas rutas largas todo cuenta, aunque me estoy dando cuenta que estos welos son unos “exageraos” ?).
(Sigue tronando, el cielo sigue despejado, no quiero saber de donde salen semejantes estertores.)
Comenzamos a subir en dirección norte por una pista cementada y junto a una casa en construcción decidimos parar a tomar un bocado para coger fuerzas antes de iniciar “la ruta de verdad”.
Nos sentamos junto a la verja de entrada a la casa en una suerte de bancos formados por grandes piedras y rápidamente aparece un perro en actitud agresiva tras la puerta enrejada ladrando como si no hubiese un mañana, de repente vemos que el animalico se nos queda mirando y como si nada decide retirarse hacia el fondo, escondiéndose tras la barandilla del porche de la casa y se queda allí mirándonos fijamente medio escondido mientras devoramos nuestros bocadillos.
Siba saca un brebaje de su mochila que denomina “no se que de Dorian grey” o lo que viene siendo “Zumo de humano” ? – ¿será ese el secreto de su eterna juventud?. Siempre han dicho que los animales tienen un gran instinto, ya sé por qué el perrete ha decidido alejarse lo más lejos posible de un grupo de energúmenos como el allí presente, como diría mi madre “Quant de coneiximent tenen els animalets”.
Mientras Siba bebe su Dorian Grey, Oscar y Jordi sacan un pirulín de plástico llamado ATP Energy Booster Liquid o algo así (el nombre era incluso más largo) y me viene a la cabeza la pregunta que me hicieron el día anterior, “¿Gabi vamos de compras, tu quieres drogas?”, a lo que respondí: “no, gracias, yo soy más de bocata de chorizo”.
(Vuelve a tronar, sigue despejado.)
Jordi le da una churrupadilla al brebaje, pero Oscar “se suca” casi el envase entero, miro los ingredientes: Cafeína, Taurina, Teína, Adenosina, Inosina… cualquier otra cosa que acabe en “ina” estaba metida allí dentro… este tío no duerme en mes y medio ?. ¡Maldita sea! si llegamos a descubrir esto en nuestra época moza hubiésemos causado furor en la tarima de la disco.
Seguimos camino, como no, ascendiendo sin descanso (¿es que esto va a ser todo cuesta arriba o qué?). Ahora sí que nos vamos a poner “al tajo” y va empezar la verdadera aventurilla.
Desde la pista por la que vamos pedaleando empiezan a asomar las preciosas formas rocosas de la Serrella, el paisaje empieza a tornarse más duro y mientras comenzamos a apretar las piernas oigo decir a Oscar: “que miedo le tengo al Km 19″ mientras veo que Juan pone una mirada algo extraña preguntándose “¿qué habrá ahí?”.
Seguimos camino en dirección norte, “cortando” la Serrella por la pista ancha de tierra para finalmente enlazar con el PR-V23 Quatretondeta-Benassau, que nos permitirá atravesar la Serrella de forma longitudinal hasta llegar a la Mallà del Llop.
Seguimos subiendo sin descanso y tras pasar junto a un pequeño collado donde hay un depósito anti-incendios… ¡por fin, una cuesta abajo!. Nos dejamos caer por la pista mientras frente a nosotros va apareciendo la montaña en todo su esplendor. ¡esto es La Serrella señores, a esto hemos venido!.
Por nuestra derecha abandonamos la pista de tierra y tomamos una bonita senda que en poco a poco nos va aproximando a ese Km 19 de ruta, la senda empieza a dejarnos ver lo que nos vamos a encontrar, empieza ser revirada, con algunos tramitos con mucha piedra suelta, roca… waw, mola..
De momento paramos y se hace el silencio, nuestras miradas se dirigen a las inmensas paredes de roca con imponenetes canchales a sus pies que tenemos frente a nosotros y mientras van siguiendo una pequeña línea que atraviesa en perpendicular ese inmenso acúmulo de piedras sueltas: ese es el camino, por ahí hay que pasar.
Vamos allá, ¡toca portear!. Como si de una procesión de Semana Santa se tratase no queda más remedio que ponernos en fila, cargar la bici al hombro o espalda y comenzar a caminar por el pequeño “sendero” que se conforma por el paso de senderistas (porque ciclistas por aquí a excepción de algún tarado pasan pocos).
Poco a poco y con dificultad vamos avanzando pasito a pasito. En algún momento Oscar parece querer terminar con la penitencia y decide tirarse canchal abajo pero se arrepente en el último momento y vuelve al “camino” (¿que iba a hacer él sin nuestra presencia y nuestro cariño, allí solo, en el más allà y sin poder dormir eternamente por el brebaje se que se ha bebido antes?).
Con paciencia (y dolor de hombro) atravesamos el primero de los canchales, nos habrá supuesto unos 25/30 minutillos de porteo, y seguimos por la impresionante senda que nos ofrece unas vistas preciosas del valle, con la Aitana a nuestra derecha y las paredes de piedra bajo el Plá de la Casa a nuestra izquierda.
De nuevo podemos volver a montar y seguimos dando pedales unas veces sobre sendero de tierra firme o otras por tramos de canchal que se deja pedalear a duras penas.
(Aquí no para de tronar y no hay ni una nube, no comprendo nada, que venga Roberto brasero y me lo explique.)
Apenas 200m más tarde toca volver a bajar de la bici y volver a cargarla al hombro, vamos a atravesar un segundo canchal totalmente “inciclable”, así que de nuevo en procesión.
Mientras vamos avanzando sobre el pedregal, “dos pasitos para adelante, uno para atrás” como decía alguna canción infernal de esas de antaño, siempre cuesta arriba, oímos hablar a gente y alcanzo a distinguir las palabras “que locos”, miramos hacia arriba y por una línea superior del canchal vemos pasar a un grupo de senderistas, también en fila, ayudándose de los bastones para avanzar. Saludamos y seguimos camino hasta que los caminos del canchal se unen y quedamos situados detrás de los senderistas.
Llegamos a un punto en el que el canchal se diluye y el camino parece seguir recto por el sendero que toman los senderistas, pero Jordi nos avisa de que el track planeado se desvía para subir bastante vertical entre las rocas.
Vemos que por el sendero pedregoso avanzan bastante bien los senderistas, pero ante la duda de que más adelante encontremos alguna pequeña canal o paso complicado para hacer con la bici decidimos seguir el camino planeado y no “improvisar”.
Es un tramito corto pero duro de verdad por su verticalidad. A un ser como yo, de 1.60, con sus corti-patas, se le hace difícil subir por ahí pero poco a poco haciendo de “cadena humana” con Oscar superamos ese pequeño tramo, llegamos arriba, resoplamos y comenzamos a dar pedales de nuevo.
Estamos justo en la cresta de la sierra y frente a nosotros podemos distinguir la cima de la Mallà del LLop a 1.350m de altura. Apretamos los dientes y vamos pedaleando hasta llegar a su vértice geodésico, donde encontramos al grupo de senderistas que justo acaba de llegar.
Es un grupo muy agradable, cruzamos saludos, charlamos un rato (como no, nos preguntan cual es el peso de las bicis que llevábamos al cuello jajajaja, eso no falla nunca), nos pedimos fotos de grupo mútuamente y tras un ratito de descanso disfrutamos de unas vistas realmente preciosas: al sur, el Valle de Guadalest y su embalse, las cumbres de la Bernia y la Aixortá y el Mar Mediterráneo de fondo. Al Este el Puig Campana y la Aitana y al Norte vemos el lugar de donde veníamos, una larga cresta coronada por el El Pla de la Casa, impresionante.
Tras el descansito, seguimos camino.
Desde el vértice geodésico iniciamos una bajada muy guapa por la loma de roca de la sierra en busca de la canal de la Malla del Llop en dirección Este para, sin embargo, unos 700 metros más tarde virar 180 grados y tomar un sendero que primero circula por dentro y más tarde por un nivel superior a la izquierda del Barranquet de L’era. Es un sendero precioso, con mucha pendiente, que circula en algunos tramos entre canchales, con mucha piedra suelta que te hace “surfear”, una pasada.
(Sigue tronando, ahora estoy totalmente seguro de que no es un fenómeno atmosférico.)
Llegamos a una bonita cava o nevera y allí aprovechamos para descansar un poco y reagruparnos.
Fotitos y seguimos la bajada hacia Famorca. Primero pasamos por un bonito pradito verde, cargado de humedad, donde nos volvemos a encontrar con los senderistas que conocimos en la cumbre de la Malla del Llop, saludos de nuevo y seguimos.
Continuamos bajando para adentrarnos en un sendero rocoso y escalonado que hace que volvamos a poner todos los sentidos a trabajar. El sendero transcurre entre los barrancos de la Font y de l’Era. En su inicio es bastante escarpado y escalonado, aunque no hay ninguna dificultad insalvable y poco más tarde mejora el firme y se convierte en una sucesión de Zetas super-cerradas que nos irán bajando con gran verticalidad hacia Famorca, siempre visible a nuestros pies durante todo el descenso.
La mayoría de las zetas son tan cerradas que se nos hace imposible trazarlas, los más habilidosos como Jordi pasan algunas bien, los menos como yo 2 de cada 5 jajajaja.
Junto a muchas de las zetas vemos pequeñas casetas que no son otra cosa que motores de agua.
La verdad es que la bajada es increíble. Por fin llegamos a Famorca, directos al bar en el que Oscar había reservado mesa la semana anterior por si las moscas.
Para que os hagáis una idea, desde la Mallà del Llop a Famorca han sido 700m de desnivel negativo en tan solo 4 kilómetros.
Directos al bar “El triangulo de las bermudas” (ese no es su nombre real, pero de verdad que lo lo parecía) un lugar mágico-misterioso ? en el que los pedidos y comandas desaparecían cual conejo en la chistera de un mago en menos que canta un pajarraco. Una vez tras otra, primero aparecía un camarero para tomarnos el pedido y a continuación el otro para realizar la misma tarea de nuevo, para más tarde volver a salir el primero para indicarnos que no quedaba alguna cosa y 3 minutos más tarde de nuevo el segundo repitiendo el ciclo…. pero aunque parezca mentira al final conseguimos comer.
Café y cortados (como no hubo dos rondas de comanda jajaja) y por fin continuamos ruta (bastante fríos gracias a nuestra brillante idea de comer en la terraza para “tomar el solet”, aunque más bien tomamos el fresquet ❄ (¿eh Siba?).
Como decíamos, retomamos ruta con la panza llena por una pequeña carreterita asfaltada que sale justo de enfrente del bar y nos lleva en dirección Este ascendiendo ligeramente durante aproximádamente 1 Km (aunque se lleva muy bien y nos va de maravilla para “desenquilosarnos” después de comer y volver a entrar en calor.
Pasada esa distancia, la carreterita vira al Sur y la abandonamos para seguir camino por una senda preciosa. Es una senda de esas empedradas, en mal estado que te obliga a apretar duro las piernas para ir superando pequeños escalones y zonas con el firme suelto y roto (esta es de las que te hubiese gustado Carlos Friky Mataos) con algún pie puntual la ciclamos casi toda hasta que se hace ya más llevadera (aproximádamente 1,5 Km más tarde), aunque sigue siendo muy bonita, siempre transcurriendo entre un denso pinar, pasando por la Fuente Olvis primero y la Font de la Retura y la Font Nova más tarde (donde aprovechamos para hacer un pequeño descansito y reagruparnos).
(¡Los truenos no cesan, si esto lo oye Noé se pone a construir el arca cagando leches!)
Desde la última fuente recorremos unos 650 m más por el sendero que finalmente abandonamos por la derecha para tomar una pista de tierra ancha. La verdad que el sendero es muy bonito, han sido casi 3,5 Km muy chulos.
Estamos disfrutando la ruta a tope y todavía nos queda una de las partes más bonitas… pero como dicen, para llegar al paraíso antes has de pasar por el infierno, y eso es lo que nos queda por delante: casi 8 Km de “pistatrón” que curva a curva nos va a ir ascendiendo sin descanso para superar casi otros 600m más de desnivel.
Ninguno de los presentes habíamos pasado antes por aquí y sobre el mapa la hacíamos menos dura, pero por fin, acaba la penitencia, nos volvemos a reagrupar arriba, respiramos un poco y seguimos camino.
Juan dice “es increíble, el Gabi este siempre está sonriendo”, jajaja, y es verdad, cuando disfrutas sobre la bici da igual como sea lo que viene por delante disfrutas y ya está jajajaja ?.
Primero encaramos una bajadita corta y técnica la mar de molona que vendrá seguida de un pequeño pero intenso repecho que nos lleva a un tramo super-divertido, una sucesión de toboganes que vas pasando rápido mientras te desquitas de la maldita subida por pista. Divertido de verdad: volvemos a sonreir.
Hacemos una última paradita en la Font Major, donde aprovechamos para “proteccionarnos” para la bajada más esperada del día.
Siguen los “truenos”, retumban como nunca y como era de esperar (bueno, en realidad no lo esperábamos nadie jajajajaja) cae la tormenta, más que una tormenta es una “colada de barro” ? provocada por tanta acumulación. Asistimos a una escena digna de los anales del mtb, nos reimos a morir (todos excepto uno, aunque finalmente, también se une a las carcajadas). 15 minutos más tarde continuamos ruta todavía con algunas lagrimillas de risa recordando la escena que acabamos de presenciar, de la que no pondré imágenes (que tenerlas las tenemos) para no herir sensibilidades ni que “el Internet” me censure este blog.
Finalizado el desternillante episodio seguimos dando pedales y tras unos cientos de metros oigo un par de Ohhh’s! delante de mí, son Jordi y Oscar, que han llegado a la Foia de la Font Major. Doy unas pedaladas a todo gas y al poco llegamos Juan, Siba y yo y también soltamos nuestros correspondientes Oooooh!.
Las vistas son una pasada, a nuestros pies, allá abajo, en una enorme caída, tenemos el embalse de Guadalest brillando como un espejo, frente a nosotros la fantástica Aitana y a nuestra izquierda, entre las rocas, vemos la costa y el monstruoso pero imponente Benidorm, todo ello aderezado con un pequeño mar de nubes que ha quedado enganchado a nuestra derecha en la Sierra de Aixortà. Unas vistas que bien valen una pausita par disfrutar de ellas antes de iniciar la última bajada.
Tomamos fotos, encaramos un pequeño repechón y ¡allá vamos!, vamos a iniciar un tramo de bajada super guapo, que como no tiene nombre (quizá se llame Senda de la Solana) lo llamaré senda de Muixaraques-Els Casals.
Es una bajada de más de 2,5 Km ininterrumpidos que nos hacen perder más de 550 m de desnivel por una senda recién recuperada que es una auténtica gozada. Tiene tramos de todos los tipos, con firme rápido, escalonado, zetas… una auténtica chulada que mientras bajas te obliga a decidir entre mirar el suelo frente a ti para evitar los obstáculos o jugarte el castañazo llevando la vista a las preciosas vista que tienes delante.
No hacemos la bajada del tirón ya que primero Siba se da cuenta de que ha perdido el móvil, por lo que paramos y lo acompaño de regreso a buscarlo (afortunadamente tuvimos que andar poco menos de 200 metros y allí estaba sonando en el suelo, al lado del sendero – menos mal que Oscar es un tío listo y estaba llamando para que fuese más fácil localizarlo) y luego Jordi cortó la cubierta, con lo que paramos para que “destubelizara” y colocase una cámara – menos mal que Jordi entiende poco de esto y solo fueron unos minutillos.
Salvados estos dos imprevistos, seguimos descendiendo y disfrutando a lo grande hasta que desemboca en una pequeña carreterita asfaltada, que tras rodear el embalse de Guadalest y subir un último rampón asfaltado, nos llevará a nuestro punto de origen y fin de ruta: Beniardà donde por supuesto vamos directos a por nuestros bien-ganados birroides!
Ha sido una jornada de BTT memorable, gracias compis por compartir estos momentos que se quedan guardados para siempre (especialmente uno escatológico ¡eh!, ese no se nos olvidará en mucho tiempo jajajaaja.)
Riders: Jordi C., Oscar, Juan, Siba, Gabi
Descarga el track en GPX: SerrellazoV4
VÍDEO DE LA RUTA